Cuban Theater Digital Archive

Una de las puestas más importantes del teatro cubano. Esta es la primera vez que vemos en el escenario a una mujer negra protagonista del papel principal en una tragedia. Además, es una de las primeras veces en que vemos en el escenario elementos de la religiosidad afrocubana tratados respetuosamente. El público era tan numeroso que dice la leyenda que fue gracias a esta obra que se estableció la parada de autobuses en Línea, entre A y B.

El día del estreno, el lobby del Mella sirvió de galería para el trabajo de Manuel Mendive quien exhibió su obra a petición de Roberto Blanco.

“El talento excepcional de Roberto Blanco, su sentido de la espectacularidad, su dominio del color, de la música, del movimiento coreográfico, contribuyeron a conformar el proyecto transfigurador implícito en la concepción original de la obra.” (Graziella Pogollotti, “El silencio de los excluidos.” Una pasión compartida: María Antonia. Selección y prólogo de Inés María Martiatu. La Habana: Editorial Letras Cubanas 2004, p.21.)

"De más está decir que esta obra sorprendió, emocionó y escandalizó, en algunos casos, al público que se ponía también en contacto por primera vez con el texto escrito tres años antes por el dramaturgo. Se polarizaron inmediatamente defensores y detractores. No era posible la indiferencia. Personajes hasta ese momento marginados de la escena la colmaron con su presencia, sus expresiones, la música de los tambores batá, los cantos y rezos de las ceremonias de la Santería y las contradicciones que les llevarían irremisiblemente a la tragedia. . . . La creación de María Antonia y el estreno de aquella memorable puesta, se inscriben en una etapa fundacional del teatro cubano contemporáneo: la eclosión de los 60. También es un hito entre todos los acontecimientos artísticos y culturales en general, que se produjeron en este período: el momento más importante de reconocimiento del aporte del negro y de la cultura popular a la cultura cubana después de la vanguardia de los años 20 y 30 del pasado siglo. . . Esta «negra republicana», como la llamara su propio creador, ha sido comparada con otras heroínas trágicas del teatro y la literatura, con lo que se ha reafirmado su universalidad. Transgresora, aparece defendiendo una actitud independiente y desafiante ante el mundo, como la Carmen o la Medea. Confieso que siempre me conmueve el destino de María Antonia, su lucha y su caída que no es una derrota. Ella tiene el valor y el privilegio de escoger su muerte. No casualmente todas estas heroínas trágicas son objeto de atención y versiones desde una visión de género propia de nuestros días." Inés María Martiatu Terry, "Reflexiones en los cuarenta años de María Antonia." La Jiribilla